domingo, 25 de diciembre de 2016

DE LO AUTOBIOGRÁFICO EN EL POEMA.

El poema nace del asombro. Del asombro en el sentido más estricto de la palabra: la acogida de lo inesperado en nosotros. Hablo de algo accidental no convocado por el anhelo de búsqueda o la curiosidad. El asombro como asalto.
Y su embestida se licua a través de nuestra capacidad de recepción y de percepción. Pasa por lo mamado, lo aprendido, lo descubierto; por lo acumulado. Por lo que está pero está dormido. Por lo que quedó: lo vitalmente atesorado. Incluso por lo secretamente anhelado.
El elemento autobiográfico en el poema es anecdótico. Lo que realmente convierte el hallazgo en poema, es la universalización de ese asombro. La capacidad de hacer que otros quepan en él y se reconozcan en la coordinada vital que replican los versos.